La odisea de ser asilado
M. MARIÑO
Abdirizak maneja términos que a muchos europeos empiezan a sonarnos ahora. Como "reglamento de Dublin". La cuestionada norma que obliga a los refugiados que llegan a la UE a pedir asilo en el país por el que entran le tocó de lleno hace unos años. Él se encontraba en Holanda después de un difícil viaje desde su país, Somalia, pero el primer Estado del Viejo Continente que pisó fue España. "Tienes que volver, me dijeron", explica. Hoy goza de protección internacional.
Somalia lleva en guerra civil desde 1991. El país, que quedó en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados, se esfuerza por buscar la estabilidad con ayuda, entre otros organismos, de la Unión Africana y Naciones Unidas. Pero al mismo tiempo se enfrenta a los terroristas de Al-Shabab, aliado de Al Qaeda que quiere instaurar un Estado islámico de corte wahabí, que perpetra continuos atentados y recluta a niños para su causa.
La supervivencia fue el motivo de Abdirizak para huir. Y lo hizo solo. Le llevó "entre tres y cuatro meses" atravesar países como Sudán, Libia y Marruecos para tener la opción de cruzar a Europa. "Fue duro", dice, una odisea que incluyó trayectos a pie y también sobre ruedas, además de un recorrido por el desierto. Aún quedaba, no obstante, el último gran obstáculo: el mar. Se lanzó al agua con casi medio centenar de personas, partieron de Nador y llegaron hasta el Estrecho.
Tuvieron que ser rescatados por Cruz Roja y acabaron en Tarifa. Por el camino, recuerda Abdirizak casi en voz baja, murieron al menos diez "amigos". Desde entonces ha pasado por unos cuantos centros para migrantes en nuestro país, primero como recién llegado y después, tras volver de Holanda, como solicitante de asilo. Lleva tres años en España; el proceso para concederle la Protección Subsidiaria, que incluyó muchos trámites y "una entrevista", duró año y medio.
La Comision de Ayuda al Refugiado (CEAR) lo ayudó, de hecho, ha pasado por uno de sus centros de acogida, situado en Getafe (Madrid); ahora vive en Alcobendas. No se queja del tiempo que tardó España en reconocer su condición -el año pasado, junto a otros 1.198-, al contrario, es consciente de que "hay mucha gente" en la misma situación. Ahora tiene autorización de residencia y trabajo, es libre para moverse, está identificado, puede acceder a la sanidad y la educación, etc.
A sus 33 años está aprendiendo informática y también español -va a clase por las mañanas-, aunque le cuesta expresarse en el nuevo idioma. "Poco a poco", ríe. Su obsesión ahora es "encontrar trabajo, es lo más importante", pero admite que está siendo "muy difícil", que la situación no es buena. Aún no le permiten traer a su familia, es su otro objetivo. No tiene esposa ni hijos, pero sí una madre y una hermana que siguen en Somalia. A más de 6.000 kilómetros.
Alrededor de 1,1 millones de somalíes son desplazados internos y casi 1 millón se encuentran refugiados en los países vecinos. En 2014, se presentaron en la UE un total de 15.322 solicitudes de asilo de somalíes. Es el noveno país con más solicitudes, aunque cayó un 15% desde 2013.
Vacío legal, esperas eternas
Solicitar asilo o refugio -en definitiva, protección- en un país extraño es la última lucha a la que se enfrentan miles de personas que han huído de sus países, perseguidos o como consecuencia de guerras o catástrofes. En España, el proceso tiene bastantes obstáculos, tantos que la concesión (o no) definitiva a una persona del Estatuto de Refugiado o de Protección Subsidiariapuede tardar, dependiendo del caso, años.
"No es infrecuente", explica a 20minutos Marcelo Belgrano, experto del Colegio de Abogados de Madrid. Este organismo, que hace ya 15 años puso en marcha un Turno especializado de abogados en Asilo y Refugio, ha pedido un "esfuerzo" general ante la próxima acogida de refugiados como consecuencia de las cuotas establecidas por la UE. A España le corresponden 14.931; en 2014 se formalizaron 5.952 solicitudes de protección, el 1% de las que se realizaron en la UE.
Las peticiones se realizaron en comisarías, oficinas de Extranjero y de Asilo y Refugio (3.980), en puestos fronterizos como el aeropuerto o Ceuta y Melilla (1.039), en Embajadas (346) y en Centros de Internamiento de Extranjeros, los CIE (587). En el otro lado, las cifras de concesiones: durante el año pasado se concedieron 384 estatutos de refugiado, 1.199 estatutos de protección subsidiaria y dos autorizaciones de residencia por razones humanitarias.
Las solicitudes en frontera y en los CIE son, en principio, más rápidas. En solo siete días, por ejemplo, se pueden denegar, no obstante, siempre hay derecho a un recurso. Si la petición se admite a trámite, el procedimiento de urgencia contempla tres meses hasta una resolución favorable; el ordinario contempla seis.
En España existen cuatro centros de acogida a refugiados (CAR), dos en Madrid (Alcobendas y Vallecas), uno en Sevilla y otro en Mislata (Valencia). Los solicitantes son acogidos durantes seis meses; después, tienen que valerse por sí mismos, tengan respuesta o no. En ocasiones, además, hay migrantes con orden de expulsión pero sin un país al que expulsarlos -nadie se hace cargo, se desconoce su lugar de origen-, por lo que también se les deja en libertad.
Belgrano habla sin ambages de "desamparo", de "vacío legal" y de "disfunciones". No en vano, el Colegio de Abogados recuerda que la Ley de Asilo española aún no tiene un reglamento que la desarrolle, pendiente desde 2009. El pasado mes de marzo, el ministro del Interior inauguró sendas oficinas de asilo en los puestos fronterizos de Ceuta y Melilla, asegurando que en realidad aquellos que entran por esa vía no "tienen derecho a asilo" porque "son inmigrantes económicos".
En cuanto a las solicitudes en territorio nacional, "hay que pedir cita previa" y eso alarga los tiempos; y las comisarías habilitadas, dicen desde el Colegio de Abogados, suelen remitir casi siempre en Madrid a la Oficina de Asilo de la calle Pradillo. Una vez presentada la solicitud, tanto la admisión a trámite como la inadmisión tardan un mes. Después, si hay un sí, vienen los tres (urgente) o seis (ordinario) meses de rigor; y si hay un no por denegación, el recurso.
Preguntado por aquellos casos que suelen demorarse más, Belgrano cita a nacionales de Irak o Ucrania. En 2014, las solicitudes en frontera en España se dispararon un 171% y las de ciudadanos sirios un 133%. Según Eurostat, entre enero y junio de este año se realizaron en nuestro país 3.800 peticiones de protección, pero solo se aceptaron en primera instancia el 20%. El porcentaje de reconocimientos de protección respecto a las resoluciones fue en 2014 del 40%.
El giro de las cuotas
Europa, por su parte, intenta ponerse de acuerdo en su política migratoria en medio de una grave crisis de refugiados. No está siendo fácil. Primero, por la situación humanitaria urgente: más de 360.000 personas han cruzado este año el Mediterráneo, según la OIM. Y segundo, por giros como el de las cuotas.
El Parlamento Europeo aprobó en 2013 un Sistema Común Europeo de Asilo, algo que la UE llevaba rumiando desde 1999. No obstante, aunque puestas las bases, a día de hoy no hay todavía una forma de actuar común y todo acaba recayendo en los Estados, lo que provoca críticas constantes de partidos, Gobiernos, organizaciones y juristas. No hay más que mencionar, por ejemplo, el famoso y muy cuestionado Reglamento de Dublín (hoy Dublín III). El 'quién se ocupa de quién'.
La norma establece que el país por el que entran los refugiados a la Unión Europea es el que debe hacerse cargo de su solicitud de asilo. En los últimos años, y así lo ha dicho el Tribunal de Derechos Humanos, este protocolo ha provocado devoluciones de refugiados a países con graves deficiencias en la práctica a la hora de tramitar las peticiones e incluso con problemas de detenciones "en condiciones degradantes", como es el caso de Grecia, que ha recibido sanciones por ello. Hay más consecuencias, como el miedo de los refugiados a ser identificados -toma de huellas dactilares- durante su huída hacia adelante.
Dublín III "debe ser revisado", ha admitido el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos. ¿Tarde? La canciller Angela Merkel hizo "saltar por los aires" de forma unilateral el reglamento, en palabras de Marcelo Belgrano, anunciando que Alemania no iba a devolver a ningún refugiado. Por eso hay riadas enteras de personas que llevan días atravesando Hungría y Austria con la mirada puesta solo en Berlín.
Hay un elemento más: las cuotas que la Comisión Europea ha decidido establecer para "repartir esfuerzos". Este elemento "es nuevo", apunta Belgrano, recordando que lo que se hacen normalmente son "reasentamientos" de refugiados ya reconocidos como tales. La propuesta de la Comisión Europea (CE) es distribuir 120.000 demandantes de asilo llegados a Hungría, Grecia e Italia entre los 28 Estados miembros. Además, propone tres medidas legislativas y reforzar el papel de la Agencia Europea de Fronteras Exteriores (Frontex) en los procesos de devolución.