Perfil

Quentin Tarantino: el cine es vida

El cineasta cumple medio siglo, pero no esperen a un tipo respetable: el perro encerrado sigue sin dejarse amaestrar.

El día del fin del mundo Tarantino estrenará una película y hará que todo dé igual. Porque Tarantino es cine puro y reinventado, aumentado y corregido, estilo y ganas de llevar la contraria. Sobre todo, Tarantino es único, divertido y próximo. Se apagan las luces, comienza la proyección y el público piensa... "Vaya... Esto solo podía ser de Quentin". ¿Con cuántos más pasa eso?

Las cosas no se estudian, se hacen

Lo nuevo de Quentin no es una película, sino una edad: medio siglo. A un hombre de 50 años se le supone una vida respetable, pero él sigue siendo el eterno y genial niño díscolo que vive para hacer películas. Como espectador compulsivo, cineasta obsesivo o estrella, la vida de Tarantino es el cine. Verlo y hacerlo. Ser el autor. Ser la estrella. Porque si Tarantino dirige, la película no es de Brad Pitt, Leonardo DiCaprio o Uma Thurman. Es de Tarantino. Y punto.

Hijo único de una madre adolescente, su padre les abandonó antes de que Tarantino naciera. El chaval nunca estuvo dispuesto a estudiar ("Yo no estudié cine, fui al cine"), pero no le costó conseguir trabajo en un videoclub de Los Angeles. Allí consumía cinco películas al día y escribía sus guiones, mezclando historias ajenas y robándole frases a amigos.

No es descartable que no siga haciendo ambas cosas, pero Tarantino siempre ha tenido algo más: escribe guiones como los ángeles y es un revolucionario. Hasta 'Reservoir Dogs' y 'Pulp Fiction', el cine independiente se alimentaba de enfermos mentales, homosexuales o epatantes escenas de sexo. Tarantino era otra cosa: sin que nadie le llamara nos habló de orejas cortadas e inyecciones en el corazón. Convirtió lo "indie" en popular, en exitoso, sin perder la independencia. Tarantino rueda lo que quiere. Copia lo que le gusta y lo comparte con el público. Tarantino, sobre todo, rueda y escribe diálogos fascinantes. Porque por muy rápidos que se digan, y por muy inculto que seas, siempre sabes de qué te hablan esos personajes.

Hijo del VHS y dueño de una memoria fotográfica, Tarantino es el director del pueblo. Fascina a Hollywood y a los críticos más sesudos, a los intelectuales y al público analfabeto, porque a todos les gusta ver bailar a John Travolta y le hace gracia una broma escatológica. En resumen: es justo, y lógico, que la historia se haya rendido ante él. En 1992, cuando 'Reservoir Dogs' se estrenó, triunfaban películas como 'El guardaespaldas', 'Philadelphia' o 'Parque Jurásico'.

Alguien tenía que llenar Hollywood de perros salvajes y tuvo que ser él, Tarantino, quien tuviera las pelotas de no dejarse poner el collar.